La voz del multimillonario by J. S. Scott

La voz del multimillonario by J. S. Scott

autor:J. S. Scott [Scott, J. S.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Erótico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2016-07-31T16:00:00+00:00


Capítulo 11

En los días siguientes todo giró en torno a los límites que había superado Tessa. Había visto a Liam, pero su hermano no pareció sorprenderse demasiado por su decisión de volver a patinar y, de hecho, la animó a hacerlo, una reacción del todo inesperada.

Micah había dejado la casa de invitados y había llevado una bolsa con ropa. Tessa suponía que ninguno de los dos quería dejar pasar la oportunidad de seguir profundizando en la tórrida relación que existía entre ambos. Ése era, al menos, el deseo de ella. Ahora que había tomado la decisión de vivir el momento y disfrutar al máximo del tiempo que podía pasar con Micah, quería gozar de la vida.

Hasta hoy.

Habían empezado el día saliendo a correr, como hacían habitualmente, y luego ella se fue a la pista de patinaje. Estaba evolucionando correctamente, cada vez le salía mejor el número, incluidos los saltos y las secuencias más complejas. Tenían la música, una grabación de un número coreografiado que ya había hecho en el pasado. Cuando pasaba junto a Micah, que la observaba desde detrás de la barrera, éste le indicaba con gestos cómo podía corregirse si no iba sincronizada con la música. Tessa tenía que interpretar mentalmente la melodía, pero de momento no le estaba saliendo mal.

Micah le había prometido que estaría a su lado en Nueva York y los nervios que sentía al principio habían ido desapareciendo poco a poco. Ya no competía profesionalmente, por lo que podía limitarse a disfrutar del momento, de la sensación agradable de volver a deslizarse sobre la pista de hielo.

Entonces Micah le mostró el pulgar para indicarle que estaba preparado.

—No me puedo creer que vaya a hacer esto —susurró Tessa para sí, mientras observaba el vacío de más de cuatro mil metros que había al otro lado de la puerta abierta del avión. ¿En qué pensaba? ¿De verdad quería saltar de un avión que era perfectamente seguro?

En los últimos días salían de la pista más temprano porque ya sólo tenía que entrenar el número y asegurarse de que todo evolucionaba correctamente. Luego Micah la llevaba a algún sitio a hacer una locura. Así había sido en los últimos dos días. Aquél era el tercero.

Tessa había disfrutado haciendo paravela con él. Había una pequeña empresa en el pueblo que lo ofrecía desde hacía un tiempo, pero nunca se había animado a probarlo. Sin embargo, se sentía cómoda en las alturas y había aprendido a nadar desde bien pequeña.

El día anterior habían hecho escalada, y aprender con uno de los mejores especialistas en escalada libre en solitario del mundo, título que ostentaba Micah, fue extraordinario. Él la obligó a utilizar todo el equipamiento de seguridad existente, de modo que no debió de disfrutar mucho de la experiencia. A fin de cuentas, habían elegido una pared muy sencilla. Aun así, Tessa se sintió muy orgullosa de sí misma al coronar la cima.

Hoy, sin embargo, estaba aterrada. Sí, quería probar experiencias nuevas que la obligaran a salir de su zona de confort, pero eso era ir demasiado lejos.



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